ELLIOTT ERWITT. LA COMEDIA HUMANA – FUNDACIÓN CANAL – SALA MATEO INURRIA

LUGAR

Fundación Canal (sala Mateo Inurria)

Calle Mateo Inurria, 2 – 28036 Madrid

*La exposición es apta para todos los públicos

FECHAS

Hasta el 18 de agosto de 2024

HORARIO

Laborables y Festivos → De 11:00 a 20:00

Miércoles → De 11:00 a 15:00

PRECIO

Entrada Gratuita

VISITAS GUIADAS

Visitas-taller para familias

La exposición se complementa con visitas guiadas específicas para familias con niños de 7 a 12 años, con educadores especializados, y una actividad lúdica que permite profundizar en los aspectos artísticos de la exposición de forma participativa.

Información y reservas: http://www.fundacioncanal.com

Visitas guiadas gratuitas los lunes: visitas diseñadas por Didark

Fechas → todos los lunes no festivos durante el período expositivo

Horarios → 15:30 y 16:15

Duración → 40 minutos aprox.

Participantes → 19 visitantes + guía

Uso de sistema guiado que se entregará en el momento de validar la entrada

Reserva de plazas en este enlace

Visitas guiadas por guías de la Fundación Canal

Fechas y horarios → mientras dure la exposición

Duración de la visita → 1 hora

Participantes → máximo 19 visitantes + guía

Precios por grupo → en español L-V: 61€ / Fines de semana y festivos: 73€. En inglés L-V: 71€ / Fines de semana y festivos: 79€

El pago se realizará por adelantado al formalizar la reserva

Información y reservas → reservas@didark.es

Visitas para grupos con guía propio

Información y reservas → Imprescindible reserva previa a través del teléfono 91 545 15 01 (de lunes a viernes 11 a 19.30h.). Consulta de disponibilidad y horarios

Participantes → máximo 19 personas + guía

Duración máxima → 60 minutos

Normativa → Uso imprescindible de sistema de guiado. La visita es sin coste si se acude con sistema propio, si no dispusieran de este servicio, la Fundación pone a su disposición un servicio de alquiler (1€/persona, y un depósito de 50€/grupo)

Visitas privadas

Para más información → visitasguiadas@fundacioncanal.es

FOTOGRAFÍAS

Se permite realizar fotografías sin flash y siempre evitando molestar a los demás visitantes de la sala

#expoElliottErwitt

PUBLICACIÓN

A la venta en la tienda de Fundación Canal y a través del siguiente enlace

Sólo pago con tarjeta

COMISARIADO

Andrea Holzherr (directora global de exposiciones de Magnum Photos)

EXPOSICIÓN EN FORMATO VIRTUAL

Además de las visitas presenciales, la Fundación Canal ofrece la posibilidad de visitar la
exposición online, a través de un site que permite realizar una visita virtual 360º
interactiva por la muestra, en la que se puede apreciar, desde un ordenador o dispositivo
móvil, cada una de las obras que la componen y los textos explicativos que completan la
muestra y su llamativo montaje.

A través de www.fundacioncanal.com (próximamanete)

ORGANIZADORES

Fundación Canal

Magnum Photos

EXPOSICIÓN PARTICIPANTE EN LA SECCIÓN OFICIAL DE PHOTOESPAÑA 2024


Reúne 135 obras del fotógrafo franco-estadounidense que provienen directamente de su estudio y que reflejan su característica pulsión por capturar la esencia de lo cotidiano, desde el humor, el ingenio y el corazón.

Dividida en tres secciones, la exposición muestra tres de los ámbitos icónicos que fueron objeto de inspiración para Erwitt: las personas, los animales y las formas.

Coproducida por Magnum Photos y la Fundación Canal y comisariada por Andrea Holzherr, directora global de exposiciones de Magnum Photos. También forma parte de la sección oficial del circuito de exposiciones de PhotoESPAÑA 2024.


La exposición reúne 135 copias de época de algunas de las fotografías más conocidas de Elliot Erwitt realizadas en fechas y lugares dispares. 122 de ellas son impresiones de pequeño formato halladas recientemente, a menudo denominadas «impresiones de trabajo», y utilizadas originalmente por Erwitt para el desarrollo de libros o revistas. Fueron, por tanto, herramientas del proceso creativo de Erwitt, quien solía trabajar con estas copias colocándolas sobre una mesa y manipulándolas para confeccionar sus diseños editoriales. Se exhiben junto a 13 de copias de gran formato (76 x 101 cm), una rareza para la época, a las que Erwitt denominaba “impresiones maestras”. Estas obras fueron supervisadas directamente por el autor con el fin de exhibirlas en museos o galerías.

Hay un estilo, un hilo conductor que acompaña cada fotografía de Erwitt en la exposición. Esa mezcla de espontaneidad, la frescura de la mirada y el humor, que le hace captar instintivamente lo insólito, lo divertido, lo efímero.

El recorrido planteado evidencia la influencia que ejerció Erwitt en la fotografía contemporánea y en la cultura en general. Ciudadano del mundo, trascendió fronteras e idiosincrasias. Su visión y su cámara traducían a un idioma común la esencia de la humanidad en toda su diversidad y universalidad. Su legado es testimonio del poder de la fotografía para conectar, comunicar, inspirar y preguntarnos sobre la forma en la que entendemos el mundo.

La exposición Elliott Erwitt. La comedia humana elogia al hombre que capturó el humor de la humanidad en fotogramas en blanco y negro.

ÁMBITOS DE LA EXPOSICIÓN

PERSONAS

Erwitt fue, entre otras cosas, un discreto observador de los demás. Desde su palco, contemplaba el espectáculo de la vida con la paciencia y la perseverancia suficiente para hallar ecos de humanidad. Con los años fue perdiendo timidez a la hora de apuntar con la cámara a extraños a medida que aumentaba su curiosidad hacia ellos. Casi como un sociólogo, estudiaba cada interacción humana en el contexto en el que sucedía: hombres, mujeres, niños, amigos, familias, trabajadores, deportistas, modelos… en la calle, en la intimidad de un hogar, en la playa, en un bar, en un museo… No hay un sujeto prefijado, sólo un interés casi oportunista del momento.

Otra peculiaridad de sus fotografías es el frecuente uso de diferentes puntos de vista. Además de mirar por el objetivo, colocaba la cámara a la altura de sus piernas, a veces, incluso en el suelo. Su intención era ver el mundo desde otras perspectivas más allá de la propia, como un niño o como un animal. Con una capacidad innata para proveer al escenario de una lente absolutamente propia, Erwitt ofrece al espectador una historia alternativa y una visión del mundo diferente a la del observador habitual.

En esta sección las personas son las protagonistas. Entre los irónicos juegos visuales, hay momentos exclusivamente humanos: una emoción, una yuxtaposición divertida o una mirada cómplice, que se convierten en la obra de Erwitt, en pequeñas historias singulares que narran la gran comedia humana.

Observando gente

La observación precisa de la condición humana ofrece infinidad de momentos, detalles banales que con facilidad pasan inadvertidos. Pero no para Erwitt, que era muy consciente de todo lo que le rodeaba. En su forma de ver, de plantear y recoger situaciones cotidianas, era particularmente hábil para detectar acontecimientos caprichosos y absurdos que no podían escapar a su cámara.

Como un ensayo de la vida, Observando gente incluye fotografías de personas tal como son, sin adornos ni artificios. La comedia humana es un estudio de gente, de comportamientos, de actitudes ante situaciones, destacando lo sobresaliente bajo un fino prisma de humor.

Está representada toda la humanidad, porque Erwitt no hacía distinciones. Podemos apreciar escenas muy dispares, incluso opuestas: hombres y mujeres, ricos y pobres, desconocidos y retratos de su familia, felicidad y tristeza, blancos y negros, gente descansando y otros trabajando, amor, amistad y soledad, modelos desnudas y ancianas a las que sólo se les ve la cara, la piscina y la playa, la vida en la calle y la vida en la casa, un desfile de vestidos de novia y una boda nudista donde nadie va vestido…

La experiencia humana es una parodia en sí misma por la que transita un amplio espectro de emociones. Erwitt sentía un ansia curiosa por nuestro mundo y trató de registrarlo de la manera más directa posible.

Sus fotografías documentan sus encuentros. Ofrecen tanto momentos fugaces como escenas en desarrollo. Tienen una sola figura o grupos de personas, a menudo vistos desde atrás o en un ángulo oblicuo y, muy rara vez, de frente mirando directamente a la cámara. La fotografía debe ocurrir de forma desprevenida, como la vida misma.

Observando museos

A lo largo de las décadas, Erwitt documentó el fenómeno del museo. Sentía gran fascinación por ellos, aunque más por los visitantes que por los objetos expuestos. Muy atraído por el vínculo que desarrolla el espectador con la obra, pasaba largas horas recorriendo las grandes salas y perdiéndose por sus pasillos intentando descifrar esa compleja conexión entre el observador y lo observado. Como él mismo explicaba, “la gente parece sentirse atraída por los objetos de los museos con los que tiene una afinidad especial. (…) Quizá nos sentimos atraídos por cosas que se parecen a nosotros. Ciertamente, la gente establece relaciones con determinadas obras de arte. Si una pintura o una escultura te atrapa, puedes volver y visitarla una y otra vez, tal vez por el resto de tu vida, y sacar algo de ella cada vez”.

Entendía los museos como nuevos templos contemporáneos en los que la exposición es un evento sagrado, las visitas se producen de forma ritual, la obra de arte se eleva a la categoría de objeto de culto y los visitantes adoptan el porte acompasado, como si de una procesión se tratara, con una liturgia y comportamiento preestablecido.

Con el asombro de quien no acaba de comprender, pasó más de 40 años asistiendo a museos y fotografiando incansablemente, como un coleccionista de imágenes que finalmente recopiló en su libro Museum watching (1999).

ANIMALES

Si por algo destaca el multifacético repertorio visual de Elliott Erwitt es por sus fotografías de animales, especialmente de perros.

Su afinidad con ellos le llevaron a realizar algunas de sus imágenes más icónicas.

Estos «otros» seres vivos, ofrecen una gran cantidad de momentos significativos por las posibilidades expresivas de sus propias peculiaridades físicas, una combinación entre gracia, amor, cierto patetismo y respeto. Los animales adquieren una presencia humana en sus fotografías y se convirtieron, para Erwitt, en una forma atípica de abordar la condición humana.

Perros

Muy alejado de la iconografía tradicional en la Historia del Arte en la que son representados en los márgenes, como símbolo de fidelidad y lealtad, Erwitt traslada a los caninos a un primer plano y los hace actores principales de sus fotografías. Los roles convencionales se invierten. Sus perros no sirven como sujetos complementarios de los dueños, sino todo lo contrario, el accesorio es el humano.

Erwitt, amante confeso de los perros, encontró en ellos más que simples modelos. Con una propensión a la sinceridad, los perros, irónicamente, se convierten en extensiones físicas de sus dueños, pareciéndose a ellos en apariencia, emulando sus conductas. Sin embargo, su comportamiento irreverente y despreocupado contrasta con el de sus amos, a veces pomposos y altivos.

Después de tantos años, atesoró una amplia diversidad de perros fotografiados. Para obtener la foto deseada Erwitt llamaba su atención con un gruñido o un ladrido. Simpáticos o brutos, pequeños o grandes, de raza o mestizos, atentos o distantes. El perro callejero, el que va a la playa, el que se queda en el coche, el que hace de acompañante, el que muestra afecto por su dueño, cercanía con un niño, el que luce divertido los atuendos con los que le han vestido… El efecto que consigue es inevitablemente cómico, cargado de ironía, pero siempre con afecto.

Desaliñados, genuinos y satisfechos con la sencillez, los perros viven con total honestidad y se nos antojan entrañables sin un motivo concreto. Nos ofrecen una visión más simple del mundo, nos hacen la realidad más amable.

Perspectiva perruna

Con la destreza de la experiencia, colocaba la cámara a la altura de los ojos del perro, a veces a ras del suelo. Un recurso que aporta otra visión completamente diferente de una misma escena invitando al espectador a que imagine el fuera de campo, lo imperceptible en la fotografía. Este matiz provoca una suerte de catarsis en la persona que observa la foto. Nos hace preguntarnos cómo perciben los perros–y los niños–la situación, qué piensan o qué sienten.

El resultado son fotografías únicas que no pueden evitar una sonrisa, casi todas de piernas o pies, algún niño lo suficientemente pequeño para no salirse del plano y cuerpos recortados. La genialidad está en la singularidad de lo atípico, lo divertido es la naturaleza misma del colectivo canino.

Otros animales

Estas fotografías superan la mera observación del reino animal. Al igual que en el resto de sus obras, se detiene en los momentos cotidianos y minúsculos que pueden pasar desapercibidos. La diferencia radica en la sensibilidad y el ojo de Erwitt, que añade el elemento de humor y sorpresa que hace estas fotografías especiales. Aunque aparentemente ordinarias, son inesperadas, perspicaces, nos hacen sonreír.

Esta subsección presenta una panorámica que Erwitt hace en el entorno urbano de la ciudad, donde podemos encontrar una multiplicidad de especies que conviven en ella: gatos, caballos, ocas, palomas… Encuentra belleza y significado en los detalles de su sencilla existencia lúdica. No obstante, cada uno ocupa su lugar y tiene su historia que contar.

En el caso de Hungría, 1964, se produce un encuentro fortuito entre un grupo de niñas y una bandada de ocas en un parque. Ellas, ataviadas con el traje folclórico nacional, le siguen el paso en paralelo a los animales, que caminan firmes y elegantes. Los patos siguen su camino, y las niñas, el suyo. La imagen grácil transmite una sensación de inocencia y alegría infantil. No esconde ningún gran debate, simplemente nos hace cómplices de ese acercamiento espontáneo.

FORMAS

Si bien Elliott Erwitt es más conocido por sus fotografías de personas y perros, también experimentó de alguna manera con la abstracción poniendo a prueba su versatilidad y habilidad creativa para explorar nuevos territorios visuales y expresivos.

Erwitt utiliza puntos de vista, composiciones o combinaciones de formas con el objetivo de crear imágenes más cercanas a la abstracción, pero sin dejar de ser reconocibles. En estas fotografías las figuras se simplifican. Son sencillas y naturales, un alarde de su dominio de la técnica independientemente del escenario donde las realiza.

Como gran pintor de escenas callejeras, estas fotografías fueron tomadas en su mayoría en la ciudad o en espacios suburbanos. También hay algunos ejemplos más cercanos a la naturaleza, como playas o montañas, pero incluso en estas últimas, Erwitt se esfuerza por mostrar huellas de la civilización, un atisbo de humanidad.

Este apartado dentro de la exposición incluye un mosaico de abstracciones y composiciones realizadas por Erwitt que nos ayuda a entender la obra del fotógrafo en su conjunto.

Abstracciones

La abstracción en Erwitt no se da en el sentido en que se entiende este término tradicionalmente en las artes visuales. La fotografía es, por definición, el arte de lo real, pero para Erwitt, no tiene nada que ver con las cosas que vemos, más bien con la forma en la que las vemos. Según él, la fotografía es el arte de la observación. Observa la realidad, la captura tal y como la entiende y la plasma sin la intención de decirle al espectador cómo debe interpretarla.

Son instantáneas mucho más orientadas a detenerse porque la solemnidad de la foto contrasta con el humor inesperado. En Monte Fuji, Japón, 1977, da con la perspectiva exacta para que una señal de tráfico indique la cima de la montaña, como si fuese necesario subrayar que está ahí, aunque paradójicamente, desde ese punto, es imposible perderla de vista. Esa ironía entre lo práctico y lo poético está presente en cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana y Erwitt lo evidencia encontrando humor en los sitios más insospechados.

Además de detectarlo en la calle, también lo hace en interiores domésticos. En la fotografía Jacksonville, Florida, EE.UU., 1968, la mano de una persona abre o cierra una puerta. El protagonismo de la puerta es muy contundente. Ocupa todo el plano espacial, esconde cualquier dato, resaltando los cercos y las molduras que se cruzan como si se tratase de un cuadro de abstracción geométrica. De nuevo aparece la ironía en la ambigüedad. El estado de apertura o cierre queda en el limbo de la fotografía, el único lugar donde esas dos realidades pueden darse a la vez.

Composiciones

Erwitt desarrolló otras formas de abordar la imagen más allá de su encuadre interpretativo. En estas fotografías, utiliza composiciones más minimalistas para despojar a las escenas de su contexto habitual y enfocarse en los elementos visuales puros sin perder un ápice de su profundidad lírica.

La diferencia con las abstracciones anteriores es que, a pesar de ser ambientes humanoides, las personas desaparecían o no eran elementos primordiales en la imagen. En esta subsección, los seres humanos y los animales vuelven a ser los protagonistas, pero, su papel es anecdótico en pro de la configuración de la fotografía en su conjunto.

Erwitt es un contador de historias, narra la belleza en lo mundano, con humor lo inesperado y humanidad en lo ordinario.

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